Queda ya menos de una semana para que se termine el 2.012, y puedo decir que ha sido un año muy movido, aunque está cerrando mucho más difícil de lo que aparentaba.
El 2.012 ha sido un año de muchos cambios interesantes, que sin embargo han traído muchos retos. En la familia aparecen nuevos retos, que me recuerdan lo importante que es disfrutar cada momento de buena salud con los míos. El Néstor de 2.012 no será el mismo que el del 2.032, y debo aprovechar a quienes tengo cerca hoy, y hacer las cosas que puedo hacer en este momento. Más importante, debo disfrutar de aquellos que se que no estarán conmigo dentro de 20 años.
En lo personal, el 2.012 me deja claro que debo ser mucho más decidido respecto a mis metas. Las oportunidades se presentan una sola vez, y son un ticket no convertible, no transferible y no reembolsable. La oportunidad que dejé pasar, estoy seguro, no era una que deseara desperdiciar. Al final del día, a lo hecho pecho y salgamos a buscar lo nuevo que depara la vida.
Respecto al Grupo. La responsabilidad que tomé, como coordinador de operaciones es más que vital en este momento, donde el 2.012 nos dejó un año un poco flojo en lo que a rescates respecta. Tenemos que buscar reactivar ese espíritu que nos llevó a cada uno de nosotros a entrenar y a formarnos por 8 meses, para salir a marcar una pequeña diferencia mañana.
Espero el 2.013 cristalice muchos nuevos proyectos, que estaré plasmado esta próxima semana por acá.
Es curioso como siempre vuelvo a acá cuando mi cabeza se encuentra más inquieta.
Misión Humboldt
Una cumbre, una persona y un reto. Amor a la naturaleza, a la montaña y a Venezuela. Caminemos juntos.
miércoles, 26 de diciembre de 2012
jueves, 13 de septiembre de 2012
Cinco águilas blancas
Cinco Aguilas Blancas volaban un día por el azul del firmamento,
cinco águilas enormes, cuyos cuerpos resplandecientes producían sombras
errantes sobre los cerros y montañas. ¿Venían del Norte? ¿Venían del
Sur? La tradición indígena solo dice que las cinco águilas blancas
vinieron del cielo estrellado en una época muy remota.
Eran aquellos los días de Caribay, el genio de los bosques aromáticos, primera mujer entre los Indios Mirripuyes, habitantes de los Andes empinados. Era hija del ardiente Zuhé y la pálida Chía; y remedaba el canto de los pájaros, corría ligera sobre el césped como el agua cristalina y jugaba como el viento con las flores y los árboles.
Caribay vio volar por el cielo las enormes águilas blancas, cuyas plumas brillaban con la luz del sol como láminas de plata; y quiso adornar su coraza con tan raro y espléndido plumaje. Corría sin descanso tras las sombras errantes que las aves dibujaban en el suelo; salvó los profundos valles; subió a un monte y a otro monte; llegó al fin, fatigada a la cumbre solitaria de las montañas andinas. Las palmas lejanas e inmensas, se divisaban por un lado, y por el otro, una escalada ciclópea, jaspeada de gris y esmeralda, la escalada que forman los montes iba por la onda azul del Coquivacoa.
Las águilas blancas se levantaron perpendicularmente sobre aquella altura hasta perderse en el espacio. No se dibujaron más sus sombras sobre la tierra. Entonces Caribay paso de un risco a otro risco por las escarpadas sierra, regando el suelo con sus lágrimas. Invocó a Zuhé, astro Rey, y el viento se llevó sus voces. Las águilas se habían perdido de vista, y el sol se hundía en el ocaso. Aterida de frío, volvió sus ojos al Oriente, invocó a Chía, la pálida luna, y al punto se detuvo el viento para hacer silencio. Brillaron las estrellas, y su vago resplandor en forma de semicírculo se dibujó en el horizonte. Caribay rompió el augusto silencio de los páramos con un grito de admiración. La luna había aparecido, y en torno a ella volaban las cinco águilas refulgentes y fantásticas.
Y en tanto que las águilas descendía majestuosamente, el genio de los bosques aromáticos, la india mitológica de Los andes, moduló dulcemente sobre la altura su selvático cantar. Las misteriosas aves revoloteaban por encima de las crestas desnudas de la cordillera, y se asentaron al fin, cada una sobre un risco, clavando sus garras en la viva roca; y se quedaron inmóviles, silentes, con las cabezas vueltas hacia el Norte, extendidas las gigantescas alas en actitud de remontarse nuevamente al firmamento azul.
Caribay quería adornar su coraza con aquel plumaje raro y espléndido, y corrió hacia ellas para arrancarle las codiciadas plumas, pero un frío glaciar entumeció sus manos, las águilas estaban petrificadas, convertidas en cinco masas enormes de hielo. Caribay da un grito de espanto y huye despavorida. Las águilas blancas eran un misterio pavoroso.
La luna se oscurece de pronto, golpea el huracán con siniestro ruido los desnudos peñascos, y las águilas blancas despiertan. Erizanse furiosas y, a medida que se sacuden sus monstruosas alas, el suelo se cubre de copos de nieve y la montaña toda se engalana con su plumaje blanco.
Este es el origen fabuloso de las Sierras Nevadas de Mérida. Las cinco águilas blancas de la tradición indígena son los cinco elevados riscos siempre cubiertos de nieve. Las grandes y tempestuosas nevadas son el furioso despertar de las águilas, y el silbido del viento en esos días de páramo es el remedo del canto triste y monótono de Caribay, el mito hermoso de los Andes de Venezuela.
Tulio Febres Cordero.
Eran aquellos los días de Caribay, el genio de los bosques aromáticos, primera mujer entre los Indios Mirripuyes, habitantes de los Andes empinados. Era hija del ardiente Zuhé y la pálida Chía; y remedaba el canto de los pájaros, corría ligera sobre el césped como el agua cristalina y jugaba como el viento con las flores y los árboles.
Caribay vio volar por el cielo las enormes águilas blancas, cuyas plumas brillaban con la luz del sol como láminas de plata; y quiso adornar su coraza con tan raro y espléndido plumaje. Corría sin descanso tras las sombras errantes que las aves dibujaban en el suelo; salvó los profundos valles; subió a un monte y a otro monte; llegó al fin, fatigada a la cumbre solitaria de las montañas andinas. Las palmas lejanas e inmensas, se divisaban por un lado, y por el otro, una escalada ciclópea, jaspeada de gris y esmeralda, la escalada que forman los montes iba por la onda azul del Coquivacoa.
Las águilas blancas se levantaron perpendicularmente sobre aquella altura hasta perderse en el espacio. No se dibujaron más sus sombras sobre la tierra. Entonces Caribay paso de un risco a otro risco por las escarpadas sierra, regando el suelo con sus lágrimas. Invocó a Zuhé, astro Rey, y el viento se llevó sus voces. Las águilas se habían perdido de vista, y el sol se hundía en el ocaso. Aterida de frío, volvió sus ojos al Oriente, invocó a Chía, la pálida luna, y al punto se detuvo el viento para hacer silencio. Brillaron las estrellas, y su vago resplandor en forma de semicírculo se dibujó en el horizonte. Caribay rompió el augusto silencio de los páramos con un grito de admiración. La luna había aparecido, y en torno a ella volaban las cinco águilas refulgentes y fantásticas.
Y en tanto que las águilas descendía majestuosamente, el genio de los bosques aromáticos, la india mitológica de Los andes, moduló dulcemente sobre la altura su selvático cantar. Las misteriosas aves revoloteaban por encima de las crestas desnudas de la cordillera, y se asentaron al fin, cada una sobre un risco, clavando sus garras en la viva roca; y se quedaron inmóviles, silentes, con las cabezas vueltas hacia el Norte, extendidas las gigantescas alas en actitud de remontarse nuevamente al firmamento azul.
Caribay quería adornar su coraza con aquel plumaje raro y espléndido, y corrió hacia ellas para arrancarle las codiciadas plumas, pero un frío glaciar entumeció sus manos, las águilas estaban petrificadas, convertidas en cinco masas enormes de hielo. Caribay da un grito de espanto y huye despavorida. Las águilas blancas eran un misterio pavoroso.
La luna se oscurece de pronto, golpea el huracán con siniestro ruido los desnudos peñascos, y las águilas blancas despiertan. Erizanse furiosas y, a medida que se sacuden sus monstruosas alas, el suelo se cubre de copos de nieve y la montaña toda se engalana con su plumaje blanco.
Este es el origen fabuloso de las Sierras Nevadas de Mérida. Las cinco águilas blancas de la tradición indígena son los cinco elevados riscos siempre cubiertos de nieve. Las grandes y tempestuosas nevadas son el furioso despertar de las águilas, y el silbido del viento en esos días de páramo es el remedo del canto triste y monótono de Caribay, el mito hermoso de los Andes de Venezuela.
Tulio Febres Cordero.
domingo, 20 de noviembre de 2011
Soundtrack de una vida
Cada día que pasa es una fotografía de una vida.
Fotos bonitas, fotos que no queremos ver. Fotos que en 10 años veremos y nos dejarán una sonrisa.
Me encanta pensar que cada foto tiene su canción, y canción tras canción puedes escribir el soundtrack de tu vida.
En mi caso, tengo varias canciones que me describen en este momento. Dentro de 10 años veré que posiblemente el adjetivo que mejor describe este momento sea ¿hippie?.
Mis metas de hoy son pequeños sueños: un pico nevado, un highline y un corazón.
Tripeemos el momento y esperemos que esta foto me deje alguna sonrisa:
Fotos bonitas, fotos que no queremos ver. Fotos que en 10 años veremos y nos dejarán una sonrisa.
Me encanta pensar que cada foto tiene su canción, y canción tras canción puedes escribir el soundtrack de tu vida.
En mi caso, tengo varias canciones que me describen en este momento. Dentro de 10 años veré que posiblemente el adjetivo que mejor describe este momento sea ¿hippie?.
Mis metas de hoy son pequeños sueños: un pico nevado, un highline y un corazón.
Tripeemos el momento y esperemos que esta foto me deje alguna sonrisa:
sábado, 29 de octubre de 2011
Quintero
Recta final. Fin de semana y medio, exámenes y chaquetón amarillo. La duda es: cuanto pesa realmente ese chaquetón amarillo.
No es de extrañar que las cosas se ponen difíciles. Este módulo nos ha ido mostrando cual es el verdadero objetivo. Atras quedaron los rappeles desde un puente, de noche o desde el Peñon. Ya no es conocer que es una herida o que es una fractura. No es solamente entender el lenguaje. Hoy quieren que lo hables.
Y es que no solo hablamos español, o clave Q y Pajaritos. Las palabras ahora son anclaje, férula, sistema, sutura, freno o vía periférica. Ya no solo sirve llegar, sino saber que hacer. Y la realidad más fuerte es, que al llegar podemos encontrar cualquier cosa.
La responsabilidad del asunto es mucho mayor a la que vivimos en un paseo dominguero a Quebrada Quintero. Ese nombre bien sabemos que significa mucho más, y a más de uno se le paran los pelos si también escucha la palabra "ventiocho".
Entender el significado de "rescate uno a uno" es algo que te pone bien en situación: uno soy yo, y uno es mi compañero. Uno de los dos está lesionado y el otro está solo. 10 minutos es el tiempo necesario para sumarle uno al "ventiocho" y solo en uno de los dos cae la responsabilidad de que ese "clave 1" no pase a ser uno más en el muro de los "ventinueve" de nuestro grupo.
Da miedo el asunto. No creo haber estado completamente claro de todo el significado que tiene acumulado querer ser parte del Golfo Romeo Victor.
Mañana viene Quintero. Es quizás el ejercicio de cuerdas más cercano a un rescate real. Ahora hay que sumarle mucha agua que cae a lo que hemos aprendido y ahora la responsabilidad de todo el equipo es mayor.
No voy a negar que tengo algo de miedo.
No es de extrañar que las cosas se ponen difíciles. Este módulo nos ha ido mostrando cual es el verdadero objetivo. Atras quedaron los rappeles desde un puente, de noche o desde el Peñon. Ya no es conocer que es una herida o que es una fractura. No es solamente entender el lenguaje. Hoy quieren que lo hables.
Y es que no solo hablamos español, o clave Q y Pajaritos. Las palabras ahora son anclaje, férula, sistema, sutura, freno o vía periférica. Ya no solo sirve llegar, sino saber que hacer. Y la realidad más fuerte es, que al llegar podemos encontrar cualquier cosa.
La responsabilidad del asunto es mucho mayor a la que vivimos en un paseo dominguero a Quebrada Quintero. Ese nombre bien sabemos que significa mucho más, y a más de uno se le paran los pelos si también escucha la palabra "ventiocho".
Entender el significado de "rescate uno a uno" es algo que te pone bien en situación: uno soy yo, y uno es mi compañero. Uno de los dos está lesionado y el otro está solo. 10 minutos es el tiempo necesario para sumarle uno al "ventiocho" y solo en uno de los dos cae la responsabilidad de que ese "clave 1" no pase a ser uno más en el muro de los "ventinueve" de nuestro grupo.
Da miedo el asunto. No creo haber estado completamente claro de todo el significado que tiene acumulado querer ser parte del Golfo Romeo Victor.
Mañana viene Quintero. Es quizás el ejercicio de cuerdas más cercano a un rescate real. Ahora hay que sumarle mucha agua que cae a lo que hemos aprendido y ahora la responsabilidad de todo el equipo es mayor.
No voy a negar que tengo algo de miedo.
martes, 20 de septiembre de 2011
Split
Dos splits de este año:
10k: 51' 55"
GRV (2,4k): 9' 25"
Dos metas para este año, bajar de 50' y 9' respectivamente. Quedan 3 meses.
10k: 51' 55"
GRV (2,4k): 9' 25"
Dos metas para este año, bajar de 50' y 9' respectivamente. Quedan 3 meses.
viernes, 9 de septiembre de 2011
El camino
Pie de ruta, base, morrena, entrada, puerto, aeropuerto
todos inicios de proyectos
miedo y expectativa
un camino y un compromiso.
Miedo no es panico,
panico tiene el que ve la muerte,
miedo tiene el que ve la vida.
El miedo define la vida,
tener algo que perder es tener algo,
no tener nada que perder es un mundo de oportunidades.
Mira tus pasos para no caer,
pero no te quedes viendo el piso,
es perder la perspectiva y olvidar ver la meta.
Administrarse es conocerse, el camino es largo.
El que primero arranca, primero se agota.
Ve la curva y recuerda:
detrás de la curva viene otra recta, el camino sigue;
detrás de cada cima hay otra pendiente.
Y cuando llegues, disfruta el llegar.
De todo el camino quedá el recuerdo de lo duro,
de la meta queda solamente el minuto en el que paras, respiraste y dijiste:
Esto fue.
Respira.
todos inicios de proyectos
miedo y expectativa
un camino y un compromiso.
Miedo no es panico,
panico tiene el que ve la muerte,
miedo tiene el que ve la vida.
El miedo define la vida,
tener algo que perder es tener algo,
no tener nada que perder es un mundo de oportunidades.
Mira tus pasos para no caer,
pero no te quedes viendo el piso,
es perder la perspectiva y olvidar ver la meta.
Administrarse es conocerse, el camino es largo.
El que primero arranca, primero se agota.
Ve la curva y recuerda:
detrás de la curva viene otra recta, el camino sigue;
detrás de cada cima hay otra pendiente.
Y cuando llegues, disfruta el llegar.
De todo el camino quedá el recuerdo de lo duro,
de la meta queda solamente el minuto en el que paras, respiraste y dijiste:
Esto fue.
Respira.
domingo, 14 de agosto de 2011
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