Asi como diría Julio Cesar, vini, vidi, vinci, asi me fue ayer. Me decidí a probar abrir una ruta. La experiencia, es un nivel. El miedo se te va cuando llegas a un nuevo seguro y te aseguras, y vuelve in crescendo a partir de ese punto hasta el siguiente seguro. Mis primeras dos aperturas, las encadené perfecto sin volar, Redpoint. La tercera, no la pude encadenar. Tenía un pequeño techo. Comencé a sentir miedo, se me empotró un dedo dentro de un agarre y sentía que me iba.
Y fue mi primera vez, volé. Estaba como un metro y medio arriba del seguro y terminé volando cuatro metros en total. Miedo ántes de volar. Cero miedo al final. La experiencia, me pareció genial. Mi rodilla, sin embargo, no está de acuerdo. Me di un raspón grande porque aterricé con la rodilla, y el dedo empotrado terminó un pelo magullado.
Hay que repetirlo, me digo. Tengo que sacar el paso. Esta vez no le tiro al techo directo, sino por un costado, que hay una fisura. Me meto en la fisura, cambio un pie y pierdo los pies buenos. No los consigo, y estoy aguantandome como puedo en la fisura. Al carajo, vamos a volar. Me suelto y hago un vuelo limpio. Otros cuatro metros, pero aterrizo perfecto. Ya me gustó la cosa. Nada más sabroso a ese miedito exactamente antes de volar.
Leo la ruta desde donde cuelgo. Por el medio es, tercer intento. Me paro debajo del techo. Un reloj de arena para la mano derecha. Un cacho para la izquierda, más arriba del empotre de dedo. Subir los pies a la base del techo. Regleta para mano derecha y de allí subir los pies.
Llego al punto en el que me quede la vez primera. No empotro el dedo, hay algo mejor y menos malo con mi mano. Consigo los buenos pies. Piso duro y estoy cómodo. Yo no soy bueno en los techos, pero parece que por fin entiendo como va la cosa. Respiro y le lanzo, subo un pie. Voy saliendo, pero estoy cansado, no puedo subir el segundo. Vuelo. Limpio también.
Ya se que esa es la secuencia, y solo me faltó fuerza. Esta vez es. Descanso un pelo. Estoy preparado, mentalmente. Físicamente estoy tan descansado como podré estar. Voy subiendo, descanso un pelo. Llego al reloj de arena. Estoy parado en el techo. Tomo el cacho, acomodo pies y agarro la regleto. Estiro los brazos, pies firmes. No estoy cansado. Vamos a lanzarle...
Jalón. Me tienen muy tenso, y no alcanzo con la pierna. Un grito, CUERDA!. Quiero cuerda, porque estoy tenso y me estan jalando. Me aguanto, pero quedo en una posición comprometida. Me desconcentré, tengo que salir del paso ya. Vuelvo a lanzarle el pie. No alcanzo, y vuelo. Pero esta vez no fue limpio. Estaba comprometido, e inclinado en el techo. Caigo de costado sobre la roca. Dolor. Faltaron solo 10 centímetros de cuerda y estaba listo. Dos pasitos fáciles y lo hubiese encadenado.
Me bajan. El vuelo fue aparatoso y desde abajo no se vio bien. Vemos las consecuencias, un raspón en la rodilla y un hilo de sangre hasta el tobillo izquierdo. Un raspón en el tobillo derecho. Nada grave. Me subo la camisa. No lo veo, pero la cara de los panas es fea. Un raspón de 15 x 30. "Parece que te hubieses caido de la moto", dice un pana. No duele tanto. Es solo estético, pero es un recordatorio que esto no es jugar carritos. Sin embargo, quiero repetirlo.
Me dice un pana: "parece que ya le agarraste el gustico a volar". Me cuenta que conoce personas que llevan años escalando y todavía le tienen miedo a volar, se destrepan, o suben corriendo y caen con pánico. Yo esta vez lo disfruté. Todavía no he tenido un vuelo tipo A, B, C y D "este es un vuelo horario supervizado". Pero ya se como es.
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